lunes, 3 de enero de 2011

Mordacidad

Soy una canción, soy una canción para ti.

La melodía que distingues alrededor de mi cuerpo, nos separa del mundo terrenal y nos traslada a lo etéreo, afuera, en el cielo, en donde no existen razones para no darme la mano y acompañarme a la aventura que te invitan mis labios.

La creación de tus manos, lo que revelan tus ojos, la adrenalina constante de despertar juntos cada amanecer. El conocimiento previo a nuestras vidas, lo desconocido como parte de lo que te hace vibrar, te invita mi mente, te sueña mi cuerpo, incitaciones constantes a la mordacidad de hacernos daños.
Soy la propuesta de tus labios, los pasos continuos sobre agua, el hielo placentero que transforma mi sangre, el sumergimiento de los cuerpos atados a sensaciones, la canción que se oye en tu cabeza no es una coincidencia, jamás lo fue.
Ahora te invita a dormir, a dormir cada segundo de pasión y a continuar sin la melodía, la dulce melodía de mis sentimientos... estos ya no danzan para ti, ya no surgen entre las llamas, ya no provocaste el concierto de nuestras vidas.

En la evidencia de las palabras queda escrito y marcado que se vuelve humo, una vez mas, que se distrae y se pierde… en otro tiempo quizás.
Es la evidencia, las huellas de mi mano, y las cicatrices que se vuelven verdad, que se revelan cuando vuelvo a lo terrenal.

Déjame vivir en mis sueños, siempre estuviste ahí.