de cada seno brota la magia derramando este espesor sobre todo mi cuerpo,
el desazón que incurre en tu alma,
el desconcierto orgásmico que provocan mis palabras.
Las repites una y otra vez, atraviesan el exterior, parte eterna, parte exótica, parte indómita de lo nuestro, salvaje, excitante y con tintes de descontrol.
El error fortuito del que no me arrepiento, del que no hay pretexto, del que no me consuelo,
el que condimenta este aire (del que tampoco me he de olvidar).
Las melodías las envuelve el viento, lo elevan hasta donde los sentidos ya no lo logran alcanzar, giran torbellinos ardientes, vuelan sin compasión, me llevan encontrando el paraíso, los siento aprisionando el punto máximo de excitación, los poros los satura este mensaje (mensajes al inconsciente, muchas veces indescifrables), en esta búsqueda frenética no existe la perfección, indolora.
No hace falta sufrir en tus alas, no hace falta verter mi locura para que sientas toda esta atracción... tu me conoces bien,
como juego en tus manos
una y otra vez...
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