domingo, 24 de octubre de 2010

El espejo en la pared


Pasaron muchos años antes que me detuviera a mirar su imagen, paso demasiada vida sobre los hombros antes de que aceptara la verdad, por que me cuesta creer que realmente tenemos la vida que elegimos, yo no me conformo, no quiero recuerdos, quiero retroceder...mil años en el tiempo.

Tantas personas que acompañan las noches, antes de encontrar algo verdaderamente real. Tantas manos que secaron mis ojos, tantos aromas impregnados en las sabanas, las voces con las mismas canciones, y aun así, no logro recordar.
Todo reflectado sobre la pared, hay tantas historias que podría contar, pero no alcanza la memoria para determinar un comienzo, se me iría la vida reteniendo tu rostro en mi interior.
A las 12 del día se apagan mis relojes, se detienen para comenzar su ritual y volver atrás, la repetición constante, la misma hora, las mismas ganas, y la misma rutina. El mismo sabor a azúcar quemada con que cubriste mis dedos ayer, aunque no lo recuerde, aunque solo sea un… pudo ser.
Y algunas veces, cuando te acercabas a la puerta me pregunté si las palabras servían de algo. Creo que ya no hay nada que contar. Mi historia concluye aquí.
Como un espejo en la pared, como los vidrios rotos de una imagen sin final, reflejos de las cosas que sucedieron alguna vez, derretidas en la memoria, una mezcla de oxido y miel, cubierto por la sombra, ya no se mirarán más. Ya no me mirarán más.





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