miércoles, 10 de noviembre de 2010

La calle de las brujas IV ( Telarañas )


Yo me encontraba sentada sobre telas de araña en su habitación, era en esos momentos cuando tomaba de mi mano par que mi cuerpo no se sintiera tan frío. Creo que nuca entendió que lo que volvía frío el aire eran nuestras palabras. Siempre trate de correr hacia arriba, llegaba a su puerta y me sentaba noches enteras sin golpear.  Sólo estaba ahí para sentir las paredes, entonces cuando la sangre se volvía alucinante era todo más fácil y las miradas eran ardientes.

Llegaba siempre con el amanecer, con el olor a cenizas entre sus manos, se sentaba sobre mi cama y yo pretendía que pensara que dormía. Entonces solo él sabía que hacer. Nunca pretendí hablarle, por que no me gusta el hielo, y los ambientes se quiebras cuando se vuelve gélido el aire.
Lo que no me daba cuenta era que seguía allí, sobre las telarañas, enredándome, enredando y construyendo mis paredes muy alejada de el, muy alejada de su mano, pretendía estar tibia para su devoción.  Pretendía estar dispuesta, ser sólo sumisión.

Ahí comencé a caer.

Cada golpe que sentía mi cuerpo, lo sentía cómo el ultimo, cómo si en este abismo existiera un final, y así golpeé cada centímetro de mi contra el, hasta que me comenzó a doler el alma. Hasta que quise escapar…

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